martes, 17 de noviembre de 2015

(1993) Robert D. Hare - Sin Conciencia: El inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean.

Psicopatía, test de Hare, cine, empatía, delincuencia


Jon Ronson, en su libro "¿Es usted un psicópata?", mantenía una serie de conversaciones con Robert Hare. Gracias a ellas Ronson daba pie a introducir en su obra la perspectiva de la psicología criminal, de la que el propio Hare no es sino su fundador. Sobra decir que la lectura de "Sin Conciencia" se ha visto fuertemente condicionada por la lectura de la obra de Ronson, como es evidente, hasta el punto de que de no haber tenido contacto con aquella, seguramente no habría tenido contacto con ésta.

"Sin Conciencia" es, ante todo, un desarrollo pormenorizado del "Psycopathy checklist", el test diseñado por Hare para el diagnóstico del trastorno. Hare emplea todos sus esfuerzos en presentarnos los rasgos del psicópata, (personalidad impulsiva y egocéntrica, ausencia de remordimientos y empatía, tendencia a delinquir en la edad adulta, etc). Muchos de los rasgos presentados nos son profundamente familiares por el tratamiento que ha hecho el cine del trastorno en películas como El silencio de los corderos y Malas Tierras o en series como Dexter. Otros rasgos seguramente sorprenderán al lector, como el procesamiento bilateral del lenguaje (lo que explicaría cierta tendencia a la mentira y la contradicción en estos sujetos) o la ausencia de emociones profundas.

miércoles, 13 de mayo de 2015

(1880) Émile Zola - Nana

Naturalismo, prostitución, Muffat, Nana, Zizí, Georges Hugon, Héctor de la Faloise, Steiner,


"Aquello era sofocante; las cabelleras se aplastaban contra las cabezas sudadas. Desde hacía tres horas que permanecían allí, y el aliento había caldeado el aire con un olor humano. A los reflejos del gas, los polvillos en suspensión se condensaban, inmóviles, bajo la lámpara. La sala entera vacilaba, se deslizaba en un vértigo, laxa y excitada, cogida en esos deseos adormecidos de medianoche que balbucean en el fondo de las alcobas. Y Nana, frente a aquel público subyugado, a aquellas mil quinientas personas hacinadas, ahogadas en el abatimiento y el desorden nervioso de un final de espectáculo, permanecía victoriosa con su carne de mármol y con su sexo, cuya fuerza podía destruir a toda aquella gente sin que se la atacase a ella."

Segunda mitad de los años 60 del siglo XIX, últimos años del Segundo Imperio. Francia ha salido escaldada de la guerra contra México pero ya planea la contienda contra Prusia. Bismarck, ese impertinente, es el enemigo a batir. La victoria sobre él sanará las heridas y restituirá la maltrecha moral nacional. La guerra no tardará en producirse y la derrota será dolorosísima. Tanto, que será la sentencia de muerte del imperio. Tras él vendrá la Tercera República y bajo su inicial desamparo, la experiencia socialista emergerá de las profundidades de la sociedad para gobernar París unos cuantos meses. Pero todo eso aún no es más que un futuro contingente, una sucesión de acontecimientos no consumados. Es el segundo lustro de los 60 y París vive ciega a su futuro. Sus clases acomodadas viven obnubiladas bajo el influjo de una espiral desenfrenada de lujo y goce. Sus oídos solo son capaces de oír un nombre: "Nana, Nana, Nana", repite el eco de las calles; "Nana, Nana, Nana" es el estribillo de la canción. Banqueros, marqueses, condes, periodistas... nadie escapa a su confitada melodía que, en lo más profundo de su ser, lleva escrita los compases de su propia autodestrucción.

martes, 5 de mayo de 2015

(2011) Jon Ronson - ¿Es usted un psicópata?

Psicopatía, Robert Hare, Emmanuel Constant, Periodismo Gonzo


"Mientras estudiaba la redacción del informe de investigación, árida e ininteligible para legos en la materia como yo, se me ocurrió que si alguien tenía la ambición de convertirse en un villano, lo primero que debía hacer era aprender a ser hermético, en vez de actuar como Blofeld, con monóculo y un comportamiento ostentoso. A los periodistas nos encanta escribir sobre personas excéntricas. Detestamos escribir sobre personas inescrutables y aburridas. Nos hacen quedar mal: cuanto más anodidno es el entrevistado, más anodina resulta la prosa. Si quieres ejercer un poder auténtico y maligno, y salirte con la tuya, sé aburrido."

Jon Ronson es un periodista británico que quizá no sea muy conocido para los lectores hispanohablantes, pero que es toda una celebridad en el Reino Unido. Está especializado en el periodismo de investigación y sus temas favoritos están relacionados con las teorías de la conspiración y las pseudociencias, siempre desde un punto de vista escéptico, crítico y un tanto cómico. Digamos que le encanta destapar magufos allí donde la gente solo ve personas respetables, y desentrañar el aspecto respetable de los engañabobos. Su estilo es subjetivo e impredecible, razones por las cuales algunos le han adscrito al movimiento del periodismo gonzo. Aquí, lo más parecido a él sería un híbrido entre Iker Jiménez y Jordi Évole, pero no creo que contemos con una figura homologable por estas tierras. Es autor de casi una veintena de documentales hechos para la televisión británica, así como de nueve libros de investigación, entre los cuales se encuentra este ¿Es usted un psicópata?

miércoles, 29 de abril de 2015

(2014) Alberto Garzón Espinosa - La tercera república

republicanismo, Garzón, corrupción, socialismo, Robespierre


"Lo que nosotros defendemos aquí es que la res pública, como comunidad política de personas igualmente libres, no puede existir en un contexto de amplia desigualdad de poder, riqueza o renta. Porque precisamente esta desigualdad desata tensiones políticas que provocan movimientos reactivos que amenazan con destruir las bases de cualquier comunidad política. Es decir, sin democracia sustantiva no cabe pensar en una comunidad política estable."

No hace mucho tiempo en este país de endeble memoria la percepción social de la monarquía estaba por los suelos. Y mucha de la culpa la tenía Juan Carlos de Borbón. Los safaris, las infidelidades y los casos de corrupción que asolaron la casa real durante sus últimos años de reinado fueron los responsables de su pérdida de popularidad ante un pueblo que cada vez tenía más dificultades para llegar a final de mes y veía como una imperdonable falta de respeto los derroches y saqueos del monarca y su familia. Así que Juan Carlos hizo lo que todo el mundo le pedía, acólitos y palmeros al margen, y abdicó. Y lo hizo no sin polémica parlamentaria, con partidos que aprovecharon para plantear el interrogante acerca de la forma de Estado que se merecía el país y partidos que hicieron gala de dotes malabaristas enarbolando la bandera del republicanismo monárquico. Parecía que las contradicciones del sistema afloraban a la superficie y la posibilidad de un nuevo horizonte era real.

miércoles, 22 de abril de 2015

(2001) Manuel Vicent - Antitauromaquia

Antitauromaquia, Vicent, toros, fiesta nacional


"Se dice que los buenos aficionados no ven la sangre durante la lidia: no la ven porque están muy acostumbrados a ella, del mismo modo que no perciben el hedor del detritus quienes viven normalmente en un estercolero o se dedican a limpiar sentinas. Oiga, aquí huele a mierda. ¿Cómo dice usted? Que aquí huele a mierda. Pues yo no huelo a nada. Usted no huele a nada porque su nariz ya se ha hecho a la mierda. Sencillamente."

Creo que una de las cosas que más me avergüenzan cuando hablo con extranjeros sobre España y su hipotética idiosincrasia son las corridas de toros. Ahora ya no, pero hubo un tiempo en que mantener una conversación sobre ese asunto provocaba en mí que el pulso se me acelerara y que el calor aflorara a mi cara, llegando a temer que la persona que tenía enfrente comenzara a mirarme como si ante sí se desplegara una aurora boreal, un maelstrom o un fenómeno de carácter igualmente excepcional, y, en consecuencia, sacara con presteza la cámara de fotos con el fin de inmortalizar el evento y enseñárselo orgulloso algún día a sus nietos. Bueno, en realidad no, estoy exagerando: nunca me he puesto colorado ni temería que me sacaran una foto si eso ocurriese. Antes intentaría cambiar de tema, lo cual, dicho sea de paso, suele ser lo que acaba ocurriendo en el mundo real, ese en el que tampoco me pongo rojo. Pero a veces la artimaña no cuela y me veo en la obligación, primero, de desmarcarme tajantemente de aquellos que profesan con admiración y reverencia respeto supremo por dicha tradición y, después, si el extranjero es perseverante, en hacer comprender las razones y argumentos que aducen los acólitos de la tauromaquia en defensa de su punto de vista. Esta tarea intento realizarla con la frialdad y precisión con la que el entomólogo realiza sus disecciones, pero en lo más profundo de mis entrañas causa que me hierva la sangre. Y es que no hay nada mejor que hacerte explícitas un conjunto de creencias para poner a prueba la veracidad y robustez de las mismas. Y en el caso de las proposiciones aducidas en sustento de la tauromaquia, éstas no aguantan el más mínimo zarandeo. Su debilidad sí es motivo de sonrojo y, llegados a este punto, extranjero y servidor convenimos en lo repulsivo del festejo y brindamos por que algún día la razón triunfe sobre todo lo demás y arrincone a la tauromaquia al cajón de los trastos rotos de la historia, junto a los campos de exterminio, los gulags o la Cherry Coke.

martes, 21 de abril de 2015

(1987) Tom Wolfe - La hoguera de las vanidades

Wolfe, McCoy, Bacon, vanidades, bonfire, Kramer,


"Había católicos de dos clases, irlandeses e italianos. Los irlandeses eran estúpidos, y les gustaban las peleas y hacer daño a la gente. Los italianos eran estúpidos y detestables. Unos y otros eran igualmente desagradables, pero, como mínimo, la clasificación se entendía sin el menor problema. De modo que sólo cuando ya había llegado a la universidad comprendió el alcalde que existía una especie completamente distinta de goyim, los protestantes. Ni siquiera entonces vio a ninguno. Solo había judíos, irlandeses e italianos en su universidad, pero al menos oyó hablar de los otros, y se enteró de que algunas de las personas más famosas de Nueva York pertenecían a ese otro tipo de goyim, eran protestantes. Por ejemplo, los Rockefeller, los Vanderbrik, los Roosevelt, los Astor, los Morgan. La expresión wasp fue inventada mucho más tarde. Los protestantes estaban divididos en una enloquecida cantidad de sectas, de forma que nadie era capaz de llevar la cuenta. Lo cual parecía tan misterioso como pagano, y hasta ridículo. Todos ellos adoraban a un oscuro judío que vivió en un remoto rincón del mundo. ¡Le adoraban incluso los Roosevelt! ¡Incluso los Roosevelt! Sí, era francamente misterioso, lo cual no impedía que todos esos protestantes fueran los jefes de los principales bufetes de abogados, de los grandes bancos, de los asesores de inversiones, de las principales empresas. Jamás veía a esa gente en carne y hueso, excepto en las grandes ceremonias. Por lo demás, hubiera podido decirse que no existían, al menos en Nueva York. Apenas si asomaban la cabeza en los días de elecciones. Por su número, no contaban, pero estaban ahí. Y ahora, una de estas sectas, la de los episcopalianos, tenía un obispo negro. Era muy fácil hacer chistes sobre los wasps, y a menudo el alcalde bromeaba sobre ellos con los amigos, pero, más que divertidos, resultaban temibles."

Se han dicho muchas cosas de ella: que es la ciudad que nunca duerme, que controla los designios de la economía mundial, que su densidad demográfica humana es casi tan alta como su densidad demográfica de roedores o que es el lugar donde tus probabilidades de morir en el metro resultan más altas. Pero hay otro tópico sobre Nueva York que me interesa destacar: el que la muestra como símbolo de la tierra de las oportunidades y de la pluralidad cultural y étnica. Y es que desde su nacimiento, y a través de sus distintas denominaciones —Nueva Angulema primero, Nueva Amsterdam después y, finalmente, Nueva York—, la ciudad a orillas del río Hudson fue un importante caladero comercial. Con la independencia de EEUU, además, sería el principal destino de las hordas de inmigrantes provenientes de Europa, expatriados en busca de comida y un lugar donde prosperar, especialmente tras la gran recesión del XIX. Y donde mejor quedaría reflejada esta panorámica es en aquella, por lo demás, irregular película que fue Gangs Of New York, donde Scorsese quiso mostrarnos los sórdidos y oscuros cimientos culturales y sociales de la gran manzana y, por extensión, de los Estados Unidos.

martes, 7 de abril de 2015

(1885) Émile Zola - Germinal


Minas, proletariado, burguesía, lucha de clases, siglo XIX, revolución


"En la casa de los Maheu, en el número 16 del segundo cuerpo, no se había movido nadie. Espesas tinieblas envolvían la única habitación del primer piso, como abrumado bajo su peso el sueño de los seres que se adivinaban ahí, amontonados, con la boca abierta, destrozados por el cansancio. A pesar del frío intenso del exterior, el aire enrarecido tenía un calor vivo, ese aliento caluroso de los cuartos que huelen a ganado humano."

Con la llegada de la revolución industrial a mediados del siglo XVIII, la humanidad fue testigo de un aumento en la productividad que aún hoy en día no tiene parangón en la historia. La aplicación de los principios de la máquina de vapor, posteriormente sistematizados rigurosamente en la ciencia física de la termodinámica, llevó a que la aplicación de los novedosos descubrimientos tecnológicos incrementaran exponencialmente los rendimientos del trabajo, sí, pero sobre todo del capital. Y es que técnica ha existido siempre, pero la inversión en ella no siempre ha ofrecido réditos seguros. Más si cabe cuando la estructura de la producción de épocas pasadas se sustentaba en el factor trabajo a coste casi cero por medio de la esclavitud o la servidumbre. Solo sería a través de la confluencia de un conjunto de causas —entre las cuales pueden destacarse la importancia creciente de los nichos urbanos como favorecedores del comercio y, por tanto, de la acumulación de riqueza, el nacimiento de una incipiente clase social nueva producto del estado de cosas anterior y, en el seno de esta nueva clase social, o más bien en las interacciones entre esta nueva clase social, la burguesía, y la que anteriormente acaparaba las riquezas, la nobleza, el surgimiento de una clase de hombres nueva pero antigua al mismo tiempo, ociosa pero científica y cuyo foco de atención y curiosidad se trasladaría desde las cuestiones apriorísticas hasta las experimentales—  que la inversión de capital cobraría la importancia que ha venido teniendo hasta el día de hoy. Con la revolución industrial el ser humano entraría en una nueva fase de su historia caracterizada por la creación bruta de riqueza. La historia del capitalismo industrial podría relatarse así como la heroica travesía por la cual el hombre de ciencia llegó a dominar a la naturaleza. Una historia así tendría toda la épica de los viejos relatos míticos de Hesíodo o Sturluson. También tendría la misma dosis de irrealidad que aquellos. Una historia del capitalismo industrial haciendo referencia únicamente a los emprendedores que osaron apostar al caballo finalmente ganador de las locuras diseñadas por el hombre científico y tecnológico corre el serio peligro de falsear y silenciar a los perdedores colaterales de todos esos triunfos del "género humano".

viernes, 3 de abril de 2015

(1945) Bertrand Russell - Historia de la filosofía occidental


Filosofía, historia, Platón, Spinoza, Aristóteles, Agustín, Nietzsche, Locke, Berkeley


"Cuando un hombre inteligente manifiesta una opinión que nos parece evidentemente absurda, no deberíamos intentar comprobar que está en lo cierto, sino averiguar cómo llegó a tener la apariencia de una verdad. Este ejercicio de la imaginación histórica y psicológica amplía nuestro pensamiento y nos ayuda al mismo tiempo a reconocer cuán necios parecerán muchos de nuestros prejuicios más acariciados en una época de espíritu distinto."

Si intentamos pensar cómo debería ser idealmente una historia de la filosofía o, más genéricamente, una historia de las ideas, algunos de los criterios que se nos vendrían a la cabeza serían: adecuada ubicación de las ideas de los autores en el contexto de su época, nítida panorámica del pensamiento de los filósofos o científicos, desarrollo pormenorizado de las relaciones entre los distintos conceptos manejados por los autores, plasmación de las consecuencias teóricas en el seno de la investigación teórica y de las consecuencias prácticas (si las tuviera) en la época de los planteamientos expuestos, exposición de las relaciones "paterno-filiales" de las distintas teorías, bosquejo biográfico de los productores de ideas para comprender los avatares más importantes de su vida con el fin de poder llegar a establecer posibles nexos de unión entre sus teorías y sus vidas. Esta lista no exhaustiva podría ser una buena aproximación para afrontar dicha tarea, pues a pesar de que los criterios mencionados no parecen ser suficientes, no parece dudoso que sean necesarios. Y sin embargo, de ser esto así, deberíamos concluir que la "Historia de la filosofía occidental" de Russell no es una buena historia de la filosofía. Pero no creo que debamos concluir eso.

(2007) Mariano Sánchez Soler - Ricos por la guerra de España


reseña guerra civil franco


"En un sistema dictatorial como el franquismo, la corrupción es un elemento estructural que, amparado por el poder, tiende a ser ocultado y desmentido, con la complicidad de los medios de comunicación supeditados al poder político. En estas condiciones la percepción por parte de los ciudadanos de los fenómenos de corrupción tiende a ser menor. Se llega a dar la paradoja de que muchos ciudadanos añoran los tiempos de la dictadura como tiempos de orden en los que no pasaban estas cosas. Por ello, es necesario dejar claro desde el principio que los niveles de corrupción económica durante el franquismo no tienen parangón ni comparación con la experiencia, lamentable sin duda, vivida en los últimos años."

Conviene tener presente, hoy más que nunca, estas palabras de Carlos Barciela citadas por boca de Mariano Sánchez Soler. Hoy, cuando parece que no puede haber un solo caso más de corrupción en los medios, cuando éstos emergen a la superficie cual burbujeante torrente de mierda, conviene tener presente esas líneas. Porque nos recuerdan dos cosas que no deberíamos cometer el error de llegar a olvidar jamás. La primera, que una cosa es la corrupción cometida y otra muy distinta la corrupción difundida. O, en otras palabras, que ojos que no ven, corazón que no siente, pero bolsillo que se resiente. Y en el franquismo, desarrollismos al margen, los bolsillos de los españoles se resintieron un tanto. La segunda, de mayor importancia por alcance y profundidad, es que la indignación es un estado consustancial a la democracia, pues la existencia de aquella es un síntoma de la buena salud de ésta.

viernes, 23 de enero de 2015

(1998) Manuel Montero - Historia del País Vasco. De los orígenes a nuestros días.


Euskadi, Edad Media, Beaumonteses, Guerras Carlistas, ETA, PNV, PSOE


Con el paso de los años me he ido dando cuenta de la importancia de tener un sólido conocimiento de la historia del pueblo vasco para poder comprender las dinámicas y los modos de pensar nacionalistas. Y debo admitir que seguramente no posea tal conocimiento, al menos en profundidad. En mi descargo diré que jamás he creído que los hechos pasados puedan justificar una idea de nación, cualquiera que ésta sea, ya que, siguiendo a Ortega, creo que el concepto de nación es proyectivo, es decir, mira al futuro y no al pasado; es un proyecto sugestivo de convivencia en común; un contrato que mira hacia delante y no hacia atrás. Así que una de las razones que me esgrimía a mí mismo para no adentrarme en la lectura y estudio de la historia vasca era que solo podía arrojar conclusiones y argumentos inatinentes con respecto a la cuestión vasca. Sin embargo, no todo el mundo piensa de esta manera y, de hecho, lo cierto es que casi nadie lo hace. Tanto los nacionalistas vascos como los nacionalistas españoles apelan a la historia para defender sus posturas, de modo que uno se ve obligado a estudiar la historia si quiere hallar los medios y las herramientas para poder entender a aquellos que, siendo nacionalistas, apelan al pasado como justificación de sus posiciones. Y ya no hablo de aceptar o refutar sus argumentos. No, hablo de una esfera previa, anterior lógicamente: la de la mera comprensión de esos argumentos.

Así que, en parte por estas razones, en parte por mera curiosidad intelectual, llevaba tiempo con ganas de adentrarme en la historia del País Vasco. En el colegio di dos grandes tipos de historia: la universal y la de España. En la segunda dábamos la historia del País Vasco como apéndice de la de España, de modo que obtuve un conocimiento muy superficial de la materia. Por lo que cuando vi este libro de Manuel Montero al alcance, me lancé directo a hincarle el diente.

martes, 13 de enero de 2015

(2011) Andy Weir - El marciano


Marte, espacio, odisea, naufragio, Andy Weir, The Martian


"He estado pensando en leyes sobre Marte.
Sí, lo sé, es una estupidez pensar en eso, pero tengo mucho tiempo libre".
Existe un tratado internacional según el cual ningún país puede reclamar nada que no esté en la Tierra. Y, según otro tratado, si no estás en territorio de ningún país, se aplican las leyes marítimas.
Así que estar en Marte es como estar en «aguas internacionales».
La NASA, una organización estadounidense civil, es propietaria del Hab*. Así pues, mientras estoy en el Hab, son aplicables las leyes de Estados Unidos. En cuanto salgo, estoy en aguas internacionales. Luego, cuando llego al vehículo de superficie, vuelvo a la ley estadounidense.
Esto es lo mejor: finalmente llegaré al (...) y requisaré el aterrizador de la misión Ares 4. Nadie me ha dado permiso explícitamente para hacerlo ni puede hasta que esté a bordo y operando el sistema de comunicaciones.
Una vez a bordo y antes de hablar con la NASA, tomaré el mando de una nave en aguas internacionales sin permiso.
¡Eso me convierte en pirata!
¡En un pirata espacial!"

Comenta el bueno de Miquel Barceló en la introducción del libro que tenemos hoy la oportunidad de analizar, que la ciencia-ficción, actualmente, vive sus horas más bajas. Puede que éste sea un diagnóstico un tanto apocalíptico, pero es indudable el retroceso en popularidad que el género ha sufrido en los últimos años. Ya hubo agoreros que presagiaron este hecho durante los años 90. Según éstos, la manera en que la tecnología se estaba integrando en nuestras vidas iba a quitarle la especificidad al género, desintegrándolo y diluyéndolo en la narrativa general. Para Barceló, en cambio, el problema reside en que el desarrollo de la tecnología, hoy en día, hace absurdo todo intento de profetizar futuros más o menos lejanos, ya que el desarrollo científico y tecnológico volverá ridículas esas profecías al cabo de pocas décadas.

lunes, 5 de enero de 2015

(2012) Ian Stewart - 17 ecuaciones que cambiaron el mundo


relatividad, schrodinger, Fourier, Pitágoras, Newton, divulgación matemática


"Hay dos tipos de ecuaciones en matemáticas, que aparentemente son muy parecidas. Un tipo presenta relaciones entre varias cantidades matemáticas; la tarea es probar que la ecuación es cierta. El otro tipo proporciona información sobre una cantidad desconocida y la tarea matemática es resolverla, para hacer lo desconocido, conocido. La distinción no está clarísima, porque a veces la misma ecuación puede usarse para ambas cosas, pero es una pauta útil. En este libro, te encontrarás con ecuaciones de ambos tipos."

Ian Stewart nos habla en el párrafo precedente de la distinción entre ecuaciones de la matemática pura y ecuaciones de la ciencia empírica, principalmente la física. La distinción se fundamenta en que el primer tipo de ecuaciones es verdadera en función de las definiciones de los términos a ambos lados del signo de igualdad mientras que las segundas intentan representar regularidades empíricas, y podrían no ser ciertas si determinadas características de la realidad fueran distintas. Por ejemplo, para que el teorema de Pitágoras sea cierto, solo es necesario que los cinco postulados de la geometría euclidiana se tomen como verdaderos. Haciendo eso, la verdad del teorema es incuestionable. Aunque variando solo uno de ellos, por ejemplo el quinto postulado sobre las paralelas, nos vemos en un callejón sin salida. Por ello, el teorema de Pitágoras es una ecuación que pertenece al primer tipo, a la matemática pura, y no importa nada en absoluto cómo sea el mundo, la ecuación seguirá siendo cierta mientras se acepten las definiciones y sentencias que la apoyan. En cambio, la validez de una ecuación como la ley de la gravitación universal de Newton sí requiere de cómo sea la realidad. Si ésta fuera distinta, a saber, por cualquier incorrección de las consecuencias experimentales que se desprenden de ella, como que la aceleración de un cuerpo en caída libre cerca de la superficie terrestre (redondeando) sea 9,8 m/s², entonces la ecuación no sería cierta. La idea básica es que el significado de los términos en las ecuaciones del primer tipo hacen referencia a ideas puramente matemáticas, a definiciones basadas en la estipulación y a relaciones entre conceptos basados en esas definiciones. El significado de los términos de las ecuaciones del segundo tipo hacen referencia a conceptos que pretenden captar la realidad. En 17 ecuaciones que cambiaron el mundo Ian Stewart (el matemático recreativo y divulgador científico, no el teclista de los Rolling) pretende hacer un repaso a las ecuaciones que él considera las más importantes de la historia, sean del primer tipo o del segundo.

sábado, 3 de enero de 2015

(1872) Friedrich Nietzsche - El nacimiento de la tragedia


Nietzsche, tragedia, comedia nueva, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Sócrates.


"Pero en la medida en que el sujeto es artista, está redimido ya de su voluntad individual y se ha convertido, por así decirlo, en un medium a través del cual el único sujeto verdaderamente existente festeja su redención en la apariencia. Pues tiene que quedar claro sobre todo, para humillación y exaltación nuestras, que la comedia entera del arte no es representada en modo alguno para nosotros, con la finalidad tal vez de mejorarnos y formarnos, más aún, que tampoco somos nosotros los auténticos creadores de ese mundo de arte: lo que sí nos es lícito suponer de nosotros mismos es que para el verdadero creador de ese mundo somos imágenes y proyecciones artísticas, y que nuestra suprema dignidad la tenemos en significar obras de arte —pues sólo como fenómeno estético están eternamente justificados la existencia y el mundo— mientras que, ciertamente, nuestra consciencia acerca de ese significado nuestro apenas es distinta de la que unos guerreros pintados sobre un lienzo tienen de la batalla representada en el mismo."

Mucho antes de que Nietzsche se convirtiera en el azote de la moral, y mucho antes de que hiciera bajar a Zaratustra de las montañas para que nos zarandeara y nos diera un par de sopapos, el filósofo alemán ya era el enfant terrible de la filología clásica. Con apenas 25 años le dieron un puesto de profesor titular en la universidad de Basilea y, poco después, le dieron el título de doctor sin necesidad de hacer disertación ni presentar trabajo alguno. Lejos de ser prebendas, estas distinciones fueron fruto de las originales investigaciones del joven Nietzsche. Una de ellas ponía de manifiesto que el ritmo en la métrica de los poemas griegos antiguos estaba en función solamente de la extensión silábica de los versos y no, como en nuestros sistemas actuales, también de la acentuación. En cualquier caso, esta clase de trabajos no centraban la atención del talentoso chico. Unos años antes había descubierto a Schopenhauer. Y fue un amor a simple vista. La lectura de El mundo como voluntad y representación le marcaría muy profundamente. También el contacto con Richard Wagner influiría en su concepción trágica de la vida. Precisamente sería esta concepción de la vida la que marcará el contenido de su primera obra importante: El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música. Gracias a este libro, consiguió enemistarse intelectualmente con las principales luminarias filológicas de la época, colegas de profesión y compañeros de universidad. Fue en 1879 cuando abandonaría su puesto de profesor por problemas de salud, abrazando entonces la vida del librepensador solitario y apátrida, pero ya había acontecido mucho antes su alejamiento de la disciplina.

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